miércoles, 28 de noviembre de 2018

Creencias Caldeo - Asirio - Babilonicas tercera parte.


3 parte.

En todos los periodos  de la religión asirio-babilónica estuvo en vigor la institución del sacrificio, según puede deducirse, no solo de las varias inscripciones que de aquella civilización queda en el mundo. No solo de las varias inscripciones que de aquella civilización nos quedan, sino también las pinturas murales y otras, en las que menudean las escenas  de sacrificios a las divinidades. La idea dominante en la concepción  religiosa del sacrificio era la de ofrecer un don o dádiva, aportando al dios alimento o bebida, o recreando sus sentidos con el olor del incienso y los perfumes; pero muchas veces el sacrificio del animal era considerado como una sustitución del sacrificio humano, el cual hubiera tenido que hacerse como para pagar la deuda  de la vida a la divinidad. Naturalmente , todo ello en la práctica se reducía  a un recurso de explotación por parte del clero, pues de las ofrendas del pueblo crédulo vivía; éstas consistían  , principalmente , en pancito, vino, miel, manteca, leche, aceite, granos y frutas. Para los sacrificios entregaba el pueblo bueyes y carneros especialmente, aunque también admitían los  sacerdotes  otras clases  de animales, aun los salvajes; la parte más noble del animal se ofrecía a la divinidad, reservándose el resto para los sacerdotes.


Además de los sacrificios  había los festivales religiosos que eran como las supremas manifestaciones  del culto de Marduk, dios de la capital, dio fue propio de esta divinidad, viniendo a ser la fiesta más importante del calendario  babilónico. Este se celebraba en los primeros días  del mes llamado Nisan, que coincidía con el equinoccio  de primera; uno de los principales   números del programa era  una colosal procesión en la que se llevaba triunfalmente la de Marduk, en un carro equipado con profusión de flores orientales, adornos, tejidos cintas y toda clase de emblemas  y ornamentos; el recorrido era desde el templo Esagila, residencia del dios, hasta el palacio de año nuevo, para después retornar al templo.




Engrosaba la comitiva los pueblos circundantes, llevando en andas a sus divinidades titulares. Era creencia general entre el pueblo que mientras se celebraban estos festivales  los dioses estaban reunidos en solemne conclave  bajo la presencia de Marduk, en la estancia o cámara del destino, para dictaminar  acerca de los sucesos prósperos o adversos del nuevo año. Como festivales menos importantes puede citarse el de Tammuz, que se celebraba en verano, en el mes de este nombre, y el de Istar  en el mes subsiguiente.

El pueblo asirio en su afán de crear mitos, volcó  su imaginación  dislocada  al concebir una sociedad análoga a la humana  para los astros; creyó en estrellas despóticas  y esclavas  y en estrellas belicosas y pacíficas, a las cuales atribuyo las mismas cualidades que a los hombres, suponiendo que una voluntad  misteriosa dirigía los movimientos del mundo sideral.



En este pueblo se hallaban entremezclados  el interés científico con la más grosera  credulidad; lo cual se evidenciaría  en el hecho de que  al mismo tiempo  y   casi paralelamente nacieran la astrología y la astromancia.  Ulteriores descubrimientos llevado a cabo  por componentes asiriólogos han demostrado  que Babilonia  fue la cuna  de la mayor  parte de los errores  que más tarde sustentaron los astrólogos, que no acertaban a distinguir el conocimiento verdadero de lo que era superstición. En la actualidad  puede asegurarse que lo típico  y original  de los babilonios fue la astromancia y no la astrología propiamente dicha.


Los caldeos tuvieron siempre gran predilección por la cábala. Esta les llevo a creer que una cifra determina era el símbolo numérico de cada uno de los dioses. El carácter cabalístico del número siete, que, como se sabe estuvo muy extendido no solo entre los caldeos sino también entre los judíos. , fue el origen  de la división  de la semana  en siete, que aún perdura.  En caldea el influjo de los magos fue considerable; puede decirse que ellos fueron quienes moldearon la mente del pueblo. La mayor parte de las leyendas arranca de la hipótesis  que lanzaron acerca  de diversas cuestiones; así, verbigracia, cuando trataban de columbrar en lo porvenir, atribuían  un cierto valor a los movimientos de los astros  y haciendo todo género de combinaciones,  hasta que  una de ellas creían  que inspiraba  los augurios ; cuando la suerte  no les favorecía, consideraban que los conjuros habían sido la causa de que las voluntades  siderales no hubieran triunfado.De ahí que los salmos, las penitencias y los exorcismos creciesen en proporciones tan considerables  hasta ser enormes en número. Este desarrollo extraordinario de la magia y la cábala  dio lugar a las primeras manifestaciones de literatura acadio-caldea.

Fin 3ra parte.

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