martes, 20 de noviembre de 2018

Creencias Caldeo - Asirias parte primera.


Parte I.

Caldea es el nombre de una región de Asia, cuyo origen y extensión son difíciles  de determinar, aunque lo más probable es que comprendiese el país de la desembocadura de los ríos Tigris y Éufrates. Vecina a Caldea se hallaba la Asiria, respecto de cuyos orígenes  tampoco tenemos datos  fijos. La Biblia (Gen. X, 11) dice expresamente  que Assur, hijo  de Sem salió de Caldea del mismo país donde radicaba el poderoso Nemrod. Estos dos pueblos más tarde se refundieron más tarde en uno solo, y su civilización tuvo como centro y emporio a Babilonia. Ciudad rica y corte de los monarcas asirios, que en su calidad de soberanos absolutos, ejercían un gobierno despótico. Entre ellos se distinguieron Nabuconosor,Assurbanípal, Salmanasar, Assrnasirpal y los Sargones o Sargines.


Las  distintas invasiones que tuvieron lugar en aquel territorio, las luchas entre las diversas razas se reflejaron en la formación del credo  del pueblo caldeo asirio. Sin descartar una afinidad  entre las creencias de los sucesivos pobladores, se trataba más bien de una yuxtaposición  de unas sectas con otras.

En Egipto, la magia nacía de una degeneración de culto convertido en politeísmo y aun en  fetichismo por las multitudes. En Caldea, al contrario, al unificar los diversos fetichismos  de que constaba  la religión primitiva, organizo y reglamento la magia, que era su culto. Así  en la época en que babilonia presenta una religión sabiamente organizada, encontramos dos especies de magias; una superior  o teúrgica, por la cual el  mago tendía por medio del conocimiento de lo divino, a identificarse con la propia divinidad, y otra popular, buena o malvada, según  servía para librar o solicitar  los maleficios  de los demonios o para desencantarlos.


La escasez e incertidumbre  e los documentos antiguos  envuelve  en una nube de obscuridad todo lo concerniente  a los dioses  y seres mitológicos  de este pueblo. Pero Resalta la divinidad  Baal o Bel. Denominación genérica  que significaba lo mismo que el Adon de los fenicios  y el jehova de los hebreos, o sea Señor o Dios. En su tendencia al culto sabeista, aplicaban este nombre al sol, a Jupiter o a cualquiera otro de los planetas. Otra forma de Baal era el Moloch de los Amonitas, al que éstos inmolaban  los niños recién nacidos. La divinidad  femenina de Baal era Baltis o Beltis, que significa Señora y que los babilonios denominaban Mylitta, personificando en ella el  principio femenino de la naturaleza  que según ellos, residía en la luna o en el planeta venus.
En Babilonia era costumbre que las mujeres todas, una vez por lo menos en su vida, pagasen a esta diosa el tributo del placer, entregándose, a precio de oro, a los extranjeros cerca del templo de la diosa. Con Baaltis parece confundirse la diosa Astarté o Astaroth, que tenía su principal templo en Sídon; de ella se decía que habiendo querido recorrer la tierra, se puso una cabeza de toro; con lo cual aludiese a los cuernos de la luna, con cuyo astro la confundían  a menudo.
Seguia a Astarté, la diosa Atargatis, como la nombra Estrabón, o Derceto, como la llama Ctesias; representabasela mitad mujer mitad pez. Luciano, que le da los nombres de Hero o Juno, reconoce en ella rasgos de todas las divinidades femeninas  griegas, especialmente de la Venus Urania, con extraordinaria semejanza  de culto con el que se tributaba a  Cieles  de Frigia; dice el mismo que en Hierapolis, como en Frigia, existían eunucos sagrados y tenían lugar sagradas orgias, en las que los devotos se entregaban a danzas salvajes al son de la flauta y al compás  del tambor , y se azotaban mutuamente hasta sangrar, y  en el trasporte del frenesí ante la muchedumbre , se desposeían de la virilidad. Allí  también mujeres fanáticas, ardiendo en pasión por aquellos voluntarios eunucos, se entregaban a la prostitución.


El colegio de los sacerdotes era tan numeroso que a veces eran trescientos los que tomaban parte en un sacrificio; llevaban vestiduras blancas y la cabeza cubierta con un gorro para preservarte de  los rayos del sol, y estaban presididos por un pontífice o un sumo sacerdote., cuyas señales distintivas eran la tiara y una  túnica de púrpura. El concurso de los extranjeros  procede de varios pueblos de Asia Menor, llevando ofrendas a la diosa, aumentaba  prodigiosamente el tesoro del templo.
Otras instituciones que valen la pena nombrarse son por ejemplo la veneración a los peces, en virtud de la cual estaba prohibido comerlos, especialmente  a los sacerdotes; aunque hay quien dice que la prohibición  se extendía solo a los peces criados  en los estanques de los templos.
Entre los dioses-peces está colocado Oannes,  de Babilonia, ser monstruoso con dos pies humanos y terminados en cola de pez. Salía  todas las mañanas del mar Eritreo e iba a Babilonia a instruir a los pueblos dándoles leyes, enseñándole las artes  y las ciencias, entre ellas  la astronomía, y fue considerado como autor de la civilización.  El historiador Caldeo, Beroso (III ant. De J.C.) Distinguía cuatro Oannes llegados en otros tantos periodos diferente  como preceptores  y bienhechores, todos  mitad hombres, mitad peces, y uno de ellos, que precedió al diluvio fue llamado Odacón. 
Este nombre recuerda al dios Dágon, de palestina, y no es dudoso que este nombre proceda de la raíz Dog o pezz, pero invertida  Gad  o Ged, en los nombres de  Atargatisy Derceto. En cuanto al nombre de Semíramis, Diodoro le da positivamente la significación  de paloma, pero Hesiqquio y Bochart, con mayor precisión, la denominan paloma de las montañas. El nombre de Ninus, su esposo, procede  de la lengua siriaca y significa peces celestes. En todas estas descripciones simbólicas se halla la explicación de la leyenda fabulosa  que considera a Derceto mujer-pez, madre de Semiramis, mujer- paloma.  Estos dioses-peces son a la vez dioses del trigo, Dagón y Litón, relacionados astronómicamente  con Piscis y Virgo o Ceres. Asi Oannés, el hombre-pez de Babilonia, tiene su verdadero  sentido en el mismo orden de ideas y de hechos, o sea el pez austral, saliendo del mar Eritreo y precediendo a los dos solsticios, el de verano y el de invierno. Los antiguos dijeron, con una sencillez que parece aproximada a la verdad, que la paloma había sido consagrada a Afrodita  desde los tiempos más remotos, a causa del temperamento sexual de esta ave.  El simbolismo oriental viene en apoyo de este aserto, puesto que la paloma empollando sus huevos fue siempre un emblema de la generación y por consiguiente  de la Urania asiria, fuego femenino, generatriz, madre que todo lo vivifica, y esta diosa  es Semínaris, que no solo fue calentada y nutrida  por palomas, sino que finalmente voló en esta forma.

Fin Primera parte.



No hay comentarios.:

Publicar un comentario