Parte I.
Caldea es el nombre de una región de Asia, cuyo origen y
extensión son difíciles de determinar,
aunque lo más probable es que comprendiese el país de la desembocadura de los
ríos Tigris y Éufrates. Vecina a Caldea se hallaba la Asiria, respecto de cuyos
orígenes tampoco tenemos datos fijos. La Biblia (Gen. X, 11) dice
expresamente que Assur, hijo de Sem salió de Caldea del mismo país donde
radicaba el poderoso Nemrod. Estos dos pueblos más tarde se refundieron más
tarde en uno solo, y su civilización tuvo como centro y emporio a Babilonia.
Ciudad rica y corte de los monarcas asirios, que en su calidad de soberanos
absolutos, ejercían un gobierno despótico. Entre ellos se distinguieron
Nabuconosor,Assurbanípal, Salmanasar, Assrnasirpal y los Sargones o Sargines.
Las distintas
invasiones que tuvieron lugar en aquel territorio, las luchas entre las
diversas razas se reflejaron en la formación del credo del pueblo caldeo asirio. Sin descartar una
afinidad entre las creencias de los
sucesivos pobladores, se trataba más bien de una yuxtaposición de unas sectas con otras.
En Egipto, la magia nacía de una degeneración de culto
convertido en politeísmo y aun en
fetichismo por las multitudes. En Caldea, al contrario, al unificar los
diversos fetichismos de que constaba la religión primitiva, organizo y reglamento
la magia, que era su culto. Así en la
época en que babilonia presenta una religión sabiamente organizada, encontramos
dos especies de magias; una superior o
teúrgica, por la cual el mago tendía por
medio del conocimiento de lo divino, a identificarse con la propia divinidad, y
otra popular, buena o malvada, según
servía para librar o solicitar
los maleficios de los demonios o
para desencantarlos.
La escasez e incertidumbre
e los documentos antiguos
envuelve en una nube de
obscuridad todo lo concerniente a los
dioses y seres mitológicos de este pueblo. Pero Resalta la
divinidad Baal o Bel. Denominación
genérica que significaba lo mismo que el
Adon de los fenicios y el jehova de los hebreos,
o sea Señor o Dios. En su tendencia al culto sabeista, aplicaban este nombre al
sol, a Jupiter o a cualquiera otro de los planetas. Otra forma de Baal era el
Moloch de los Amonitas, al que éstos inmolaban
los niños recién nacidos. La divinidad
femenina de Baal era Baltis o Beltis, que significa Señora y que los babilonios
denominaban Mylitta, personificando en ella el
principio femenino de la naturaleza
que según ellos, residía en la luna o en el planeta venus.
En Babilonia era costumbre que las mujeres todas, una vez
por lo menos en su vida, pagasen a esta diosa el tributo del placer, entregándose,
a precio de oro, a los extranjeros cerca del templo de la diosa. Con Baaltis
parece confundirse la diosa Astarté o Astaroth, que tenía su principal templo
en Sídon; de ella se decía que habiendo querido recorrer la tierra, se puso una
cabeza de toro; con lo cual aludiese a los cuernos de la luna, con cuyo astro
la confundían a menudo.
Seguia a Astarté, la diosa Atargatis, como la nombra
Estrabón, o Derceto, como la llama Ctesias; representabasela mitad mujer mitad
pez. Luciano, que le da los nombres de Hero o Juno, reconoce en ella rasgos de
todas las divinidades femeninas griegas,
especialmente de la Venus Urania, con extraordinaria semejanza de culto con el que se tributaba a Cieles
de Frigia; dice el mismo que en Hierapolis, como en Frigia, existían
eunucos sagrados y tenían lugar sagradas orgias, en las que los devotos se
entregaban a danzas salvajes al son de la flauta y al compás del tambor , y se azotaban mutuamente hasta
sangrar, y en el trasporte del frenesí
ante la muchedumbre , se desposeían de la virilidad. Allí también mujeres fanáticas, ardiendo en pasión
por aquellos voluntarios eunucos, se entregaban a la prostitución.
El colegio de los sacerdotes era tan numeroso que a veces
eran trescientos los que tomaban parte en un sacrificio; llevaban vestiduras
blancas y la cabeza cubierta con un gorro para preservarte de los rayos del sol, y estaban presididos por
un pontífice o un sumo sacerdote., cuyas señales distintivas eran la tiara y
una túnica de púrpura. El concurso de
los extranjeros procede de varios
pueblos de Asia Menor, llevando ofrendas a la diosa, aumentaba prodigiosamente el tesoro del templo.
Otras instituciones que valen la pena nombrarse son por
ejemplo la veneración a los peces, en virtud de la cual estaba prohibido
comerlos, especialmente a los
sacerdotes; aunque hay quien dice que la prohibición se extendía solo a los peces criados en los estanques de los templos.
Entre los dioses-peces está colocado Oannes, de Babilonia, ser monstruoso con dos pies
humanos y terminados en cola de pez. Salía
todas las mañanas del mar Eritreo e iba a Babilonia a instruir a los
pueblos dándoles leyes, enseñándole las artes
y las ciencias, entre ellas la
astronomía, y fue considerado como autor de la civilización. El historiador Caldeo, Beroso (III ant. De
J.C.) Distinguía cuatro Oannes llegados en otros tantos periodos diferente como preceptores y bienhechores, todos mitad hombres, mitad peces, y uno de ellos,
que precedió al diluvio fue llamado Odacón.
Este nombre recuerda al dios Dágon, de palestina, y no es
dudoso que este nombre proceda de la raíz Dog
o pezz, pero invertida Gad o Ged,
en los nombres de Atargatisy Derceto. En
cuanto al nombre de Semíramis, Diodoro le da positivamente la
significación de paloma, pero Hesiqquio
y Bochart, con mayor precisión, la denominan paloma de las montañas. El nombre
de Ninus, su esposo, procede de la
lengua siriaca y significa peces celestes. En todas estas descripciones
simbólicas se halla la explicación de la leyenda fabulosa que considera a Derceto mujer-pez, madre de
Semiramis, mujer- paloma. Estos
dioses-peces son a la vez dioses del trigo, Dagón y Litón, relacionados
astronómicamente con Piscis y Virgo o
Ceres. Asi Oannés, el hombre-pez de Babilonia, tiene su verdadero sentido en el mismo orden de ideas y de
hechos, o sea el pez austral, saliendo del mar Eritreo y precediendo a los dos
solsticios, el de verano y el de invierno. Los antiguos dijeron, con una
sencillez que parece aproximada a la verdad, que la paloma había sido
consagrada a Afrodita desde los tiempos
más remotos, a causa del temperamento sexual de esta ave. El simbolismo oriental viene en apoyo de este
aserto, puesto que la paloma empollando sus huevos fue siempre un emblema de la
generación y por consiguiente de la
Urania asiria, fuego femenino, generatriz, madre que todo lo vivifica, y esta
diosa es Semínaris, que no solo fue
calentada y nutrida por palomas, sino
que finalmente voló en esta forma.
Fin Primera parte.
Fin Primera parte.
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